Poner en Juego

Masculinidades para armar: cómo abordar el consentimiento con adolescentes

Hace un par de años los colegios secundarios aparecieron en los noticieros y en los diarios, no por las tomas o por la calidad académica (dos temas que suelen interesar a los periodistas) sino por el inicio del escrache como forma de denuncia de las adolescentes, y en menor medida las disidencias, frente a sus compañeros varones.

Fuimos testigos de denuncias vía redes sociales, de escraches directos en las aulas y de diversas acciones que intentaban, como podían, denunciar que las mujeres y disidencias ya no querían dejar pasar como si nada el acoso y en algunos casos hasta el abuso, que venían sufriendo.

El punto máximo fue el discurso que egresadas y egresades del Colegio nacional Buenos Aires hicieron frente a autoridades y familias, denunciando a docentes y otros adultos de la institución.

Y ahí, aparecieron varias voces, nuevas investigaciones: ¿dónde estaban los adultos que deberían haber escuchado a estas chicas? ¿Qué se había trabajado (o no) sobre el acoso y el consentimiento en las aulas? ¿Qué pasaba con la ESI en las escuelas?.

Algo que comenzó a llamar la atención, y en algunos casos a preocupar, fue el nuevo protagonismo de las chicas en las escuelas. En algunas instituciones se organizaron “patrullas anti acoso”  y en otras tomaron la palabra en las asambleas pidiéndole a los varones que se “deconstruyan”. ¿Y los varones? En algunos casos atacaron, en otros retrocedieron y muchos empezaron a preguntarse qué hacer pero sin saber mucho cómo.

Y de a poco, los adultos también comenzamos a preguntarnos qué rol tomar, cómo acompañar este cambio necesario para el que nosotros no tenemos demasiadas herramientas. Por esto te comparto algunas preguntas e ideas para abrir el tema en el aula.

Trabajar con perspectiva de género, desarmar los roles tan arraigados desde muy pequeños es un buen punto de partida y una buena manera de descomprimir las tensiones que se han armado. La adolescencia suele ser el momento en el que los estudiantes, no sólo salen al mundo sino que comienzan a afianzar sus identidades de género, despliegan una sexualidad genital y también ponen en juego todos los prejuicios y estereotipos que los vienen formando desde muy pequeños.

Abordar el tema con  el “Juego de las etiquetas” del cuadernillo que hace varios años publicó el Ministerio de Salud para los equipos de su área es un buen recursos que puede trabajarse en primaria y secundaria. Para descargarlo clickear aquí.

¿Con esto alcanza? Por supuesto que no. Si hago el juego y después dejo que en el aula se reproduzcan estos mismos estereotipos, el trabajo no sirivió. En los talleres y charlas siempre planteo que el recurso es un facilitador, pero lo más importante es la intervención cotidiana. Una maestra me contaba hace un tiempo que durante una clase se generó una discusión porque un nene pidió prestada la regla y una nena le ofreció su regla que era de color rosa y él no la aceptó porque era de “mujer”. La docente paró la clase de matemática y se ocupó de abrir el tema…

En la secundaria, seguramente no nos encontraremos con este tipo de anécdotas pero sí con “micromachismos” (que algunos dicen, y con razón, que no son tan “micro”) que si estamos atentos vamos a poder identificar. Comentarios despreciativos hacia las chicas, callarlas, no dejarlas participar de actividades consideradas para varones, son algunos ejemplos. Acerca de este tema también lo pueden trabajar desde el video de Caja de Herramientas “ Micromachismos” ( click aquí)

Una de las grandes ventajas que tiene la aplicación de la Ley de ESI en las escuelas, es que hablar de cualquier tema de sexualidad genera en los estudiantes la idea que hablar de lo que les preocupa o lo que desconocen, es positivo y que la sexualidad forma parte de la salud y es natural, no es algo  “malo o feo o de lo que no hay que hablar”.

Pero si además podemos abordar directamente la temática mucho mejor. ¿Qué implica hablar de consentimiento? Es conversar sobre los “piropos” y sacarlos del lugar del halago para tener en cuenta que puede incomodar; significa trabajar sobre la idea que es necesario preguntar y no avanzar sobre el cuerpo de la otra persona sin su consentimiento; implica identificar este tipo de conductas tanto en la propia realidad como en cortos y películas. Por ejemplo: en estos días se hicieron virales una serie de videos de un cantante casado con una actriz argentina donde la crítica fue la manera de él de tratarla, los comentarios supuestamente “divertidos” que hace de ella. Tomar estas notas para comentarlas y trabajar las opiniones o miradas ,aunque parezcan triviales , sirve mucho porque es desarmar lo que los medios todo el tiempo imponen.

En el primer vivo que hice en Facebook comenté sobre un corto que se llama “El consentimiento explicado con una taza de té” ( lo podés linkear aquí) y toma todas las posibles situaciones que les suceden a los adolescentes frente a la posibilidad de un encuentro con otra persona pero explicado como si en lugar de hablar de tener relaciones sexuales fuera sobre preparar una taza de té: “Imaginate que en lugar de tener sexo con alguien le preparas una taza de té y le dices: ¿ te gustaría una taza de té?” Y a partir de ahí los posibles escenarios: primero dice que sí, pero después dice que ya no tiene ganas o dice que sí, pero se desmaya y ya no puede dar su consentimiento ¿ le darías igual la taza de té?.

Esto que parece ridículo permite abrir el tema y ponerlo en discusión.

Aunque pueda parecer contradictorio, considero que es necesario darle lugar a los varones, pero no desde el espacio al que están acostumbrados sino justamente desde el lugar de lo emocional, desde poder pensarse y repensarse en la construcción de su masculinidad. Se pueden armar talleres en paralelo durante un tiempo, para trabajar específicamente con varones (o quienes se autoperciban como tales) y mujeres; y más adelante volver a trabajar en conjunto. La idea es que los varones puedan pensarse, si con las chicas en el mismo grupo pueden hacerlo, armar grupos mixtos, sino es preferible que armen ciertas actividades separados.

Propuesta 1:

Primer momento: Pedimos a los participantes que se coloquen en ronda. Inflamos un globo rosa, tomamos un fibrón indeleble y los hacemos circular con la siguiente consigna: al recibir el globo, digo mi nombre y la primera palabra que me viene a la mente cuando se dice “masculinidad”. Escribo esa palabra en el globo y lo paso. Insistimos en que sea dinámico, que no tienen que pensar mucho en la palabra, que no hay respuestas correctas o incorrectas, que se escuchen y respeten. Es aconsejable tener un par de globos de repuesto y que quien coordina anote las palabras que se dicen.

Segundo momento: Que se junten en pequeños grupos y armen en dos columnas con en un afiche con el siguiente encabezado, del lado izquierdo: “¿Qué NO es la masculinidad?”; del derecho: “¿Qué es la masculinidad?”.

Preguntamos: ¿Qué tipos de personas representan lo que NO es la masculinidad y lo que SÍ ES la masculinidad? (Por tipos de personas podemos ejemplificar: mujeres, varones, heterosexuales, trans, cisgénero, niños/as, adultos, blancos, indígenas, personas con discapacidad). Si tuviéramos que ordenar a esas personas en una escala, de la más aceptada a las menos aceptada socialmente, ¿cómo las ordenaríamos y por qué?

¿Estar más o menos cerca de la masculinidad, influye en el grado de aceptación social? ¿Son las personas más valoradas si se acercan a lo que se entiende por masculinidad? ¿Y qué pasa si esas personas se parecen a lo que NO es masculinidad?

(Esta actividad pertenece al cuadernillo “Varones y masculinidad(es). Herramientas pedagógicas para facilitar talleres con adolescentes y jóvenes” para descargarlo aquí)

Propuesta 2:

Pedirles que busquen tapas de revistas, publicidades y observen cómo se identifica a los varones y cómo a las mujeres. ¿Qué tipo de varón se construye desde los medios? ¿Qué características debe tener para ser considerado un varón?

Después de este análisis se puede conversar sobre los estereotipos de masculinidad y cuánto influyen en su vida diaria, en ser varones.

Estas son sólo algunas de las posibilidades de trabajo en la escuela. ¿ Hiciste alguna actividad para reflexionar sobre las masculinidades con tus estudiantess? ¿ Cuáles te funcionaron y cuáles no?

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