Estas frases aún en pleno siglo XXI y con dos leyes importantísimas funcionando en la Argentina aún se escuchan, porque lamentablemente no es sólo a través de la ley que las culturas se modifican. Me dirás que sin ley sería mucho más difícil…seguro! Tener una ley de identidad de género y otra de matrimonio igualitario es un enorme logro de colectivos y personas que lucharon para que se promulgaran, pero quienes trabajamos en escuelas sabemos que lo escolar tiene sus tiempos…su propia cultura y que los cambios no son de un día para el otro.
Pero las infancias y adolescencias precisan ser acompañadas y albergadas en sus diferencias hoy…no podemos esperar a que la escuela cambie. Y es cierto, pero también es real que la escuela tiene sus mecanismos, sus burocracias que cruelmente pueden excluir y hacer que una niñez trans, por ejemplo, se quede sin su escuela “porque no tenemos las herramientas para abordar este tipo de chicos” dicen…
¿Y qué hacemos? ¿Obligamos por ley? Y es una opción y un derecho, pero también puede ser la forma de hacer pasar el peor año escolar a tu hijo/a/e. Por eso, si bien puede llevar más tiempo creo que los cambios cotidianos, las pequeñas actividades y actitudes ( que pueden parecer pequeñas pero seguro serán muy grandes para quienes les favorezcan) pueden ir agrietando esa mole pesada y obsoleta en la que muchas veces se convierte la escuela…bien, ¿ Cómo?
La ley de identidad de género exige que se respete el derecho a ser nombrade de la manera que se decida aunque el nombre no se corresponda con el sexo asignado al nacer. Entonces, la primera cuestión es conocer esa ley, respetar y hacer respetar ese derecho. Llamar con el nombre elegido aún cuando no haya cambio de DNI no es menor. Los listados ( que recién hace poco dejaron de estar diferenciados en varones y mujeres…aunque poner M o V sigue en vigencia) tienen los nombres del DNI pero puede pasar que en el aula tengamos un niñe o adolescente en plena transición. ¿Qué hacemos? Lo mismo que se pide que se haga en los espacios de salud: para estar seguros, nombrar con el apellido y en todo caso pedir que digan su nombre. De esa manera estaremos dando el lugar a que diga cómo quiere ser nombrade. Y a partir de ahí, llamarle siempre de esa manera, de la forma que se percibe. Y en lo posible, avisar a todes quienes interactúen con esa infancia o adolescente para que sepan que así debe ser identificade. ¿ Y si nos confundimos y por costumbre leímos el nombre que figura en el listado? Si nos damos cuenta de la situación, pedimos disculpas…nada y nada menos. Lo fundamental es que seamos conscientes y nos hagamos cargo del error…y no lo volvamos a hacer…obviamente. Y a propósito de esto te comparto el link a un corto excelente que toca este tema y está protagonizado por Effy Beth, una aRtivista trans que lamentablemente ya falleció pero hizo un enorme trabajo de visibilización de los cuerpos trans desde su propia corporalidad y con eje en el arte
Hace ya 30 años que la OMS (Organización Mundial de la Salud) sacó de su lista de enfermedades mentales la homosexualidad y sólo 2 (pero al menos la quitó) a la transexualidad. Entonces, si un niñe o adolescente plantea que no se identifica con el sexo asignado al nacer o su orientación no es heterosexual, no hay que enviarle a ningún terapeuta. No hay enfermedad mental, o a lo sumo podrá tener otras cuestiones de salud mental pero no por su identidad u orientación. Esta idea es una de las que más fuerte sigue todavía y la que más cuesta quitar de las escuelas. Desarmar este prejuicio va a llevar tiempo, pero es necesario que a través de la información, de las capacitaciones y del cambio de paradigma ( salir del binarismo y lo biologicista) se logre. Es por esto también que es tan importante que el primer trabajo respecto a la ESI se haga sobre los docentes, que seamos capaces de reflexionar sobre nuestras propias prácticas y acciones cotidianas. ¿ Cómo? Y quizás este sea uno de los puntos más complejos porque depende de la intención de cada une… pero si trabajás coninfancias y alguna vez elegiste esta profesión porque te interesaba educar, es necesario que te replantees tus propias ideas acerca de este tema. Para complementar esto que te digo te recomiendo el vivo que hice hace unas semanas con la Agrupación Munay que reúne familias de niñes y adolescentes trans y no binaries, es vital escucharles…
Y finalmente cuando hablamos de familias, no solo por las que son homoparentales sino por todas aquellas que tienen otras conformaciones ( monoparentales, ensambladas y todas las combinaciones posibles ) es necesario que en las escuelas se deje de considerar un prototipo único de familia. Eso implica dejar de dar por sentado que hay mamá y papá: quizás sean dos papás, una madre sola, una abuela a cargo o un hermano mayor…y todas son familias. ¿ Y cómo llevarlo a la práctica en la escuela? Dejando de mandar notas donde pongamos queridos o estimados padres: decir familia es mucho mejor y abre a cualquier conformación. Y cuando hablamos hacer lo mismo, pedir hablar con la familia, preguntar e interesarnos por quienes cuidan y acompañan a nuestros estudiantes nos va a permitir saber quiénes son las personas que conviven, a quién es necesario citar y tratar siempre de convocar a todes ( no únicamente a las madres que son siempre las que se hacen cargo de las citaciones). Las familias son parte de la crianza y la educación de nuestros estudiantes, hagamos que formen parte de lo escolar. Y si querés trabajar con las distintas conformaciones familiares te recomiendo dos juegos muy lindos: los rompecabezas de Variaciones Lúdicas y el Juego de la memoria Familia es donde hay amor.