Seguramente hayas visto —en vivo o por redes— la expedición que está realizando un equipo del CONICET al fondo del mar, frente a las costas de Mar del Plata. Además de los descubrimientos científicos, hubo algo que me sorprendió muchísimo: cómo lograron captar la atención de miles de personas mostrando la ciencia de forma cercana, simple y apasionante.

En medio del desfinanciamiento que atraviesa el sistema científico argentino, este equipo logró algo valioso: despertar apoyo y admiración social no solo con reclamos, sino también visibilizando su trabajo cotidiano, su esfuerzo y su vocación.
Y eso, para quienes trabajamos en Educación Sexual Integral deja, creo, una lección fundamental.
Porque la ESI también es atacada, recortada y deslegitimada desde discursos simplistas y muy violentos. Y si bien el activismo y la defensa institucional son fundamentales, comunicar de forma cercana lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué importa, puede abrir puertas que la confrontación sola a veces no alcanza.
Mostrar cómo se enseña ESI en las escuelas, qué preguntas traen nuestros estudiantes, qué transformaciones genera, quiénes somoslas personas que trabajamos en esto y por qué… también es hacer política educativa.
Visibilizar no reemplaza la lucha: la potencia.
Y en tiempos como estos, contar lo que hacemos desde la ESI puede ser también una forma de defenderla.
¿Y vos? ¿Qué otras formas de visibilizar la ESI se te ocurren?